Hispanofobia. Parte I

   Sucede en España un hecho casi sin igual en el resto de países de su entorno, y es que hay una parte importante de su población que se siente abiertamente “antiespañola”.

   Como ya he dicho, esta situación es única comparada con el resto de países europeos, en los cuales, ubiques donde te ubiques ideológicamente, el orgullo patrio se muestra por igual de izquierda a derecha. No hay intención en estas líneas de airear un sentimiento españolista en nadie que las lea ni atisbo alguno de nacionalismo. La única intención aquí es analizar porqué en este país existe ese sentimiento de rechazo a la bandera, al himno, a la historia o a los demás símbolos que existen en buena parte del mismo, anclado en varios sectores políticos y sobre todo en los nacionalismos periféricos.

   Antes quiero hacer una distinción entre el sentimiento personal contrario a lo que representa España y la corrupción contra los intereses de España. Aquí solo hablaré de dónde proviene el sentimiento contrario a la pertenencia a España, sus causas y sus orígenes. Para hablar de la corrupción contra los intereses de este país, desgraciadamente se me queda corto el blog y necesitaría escribir un libro.

   Vamos a repasar la historia para ver de dónde proviene ese sentimiento “antiespañolista”. Debido a la extensión de los hechos contados, dividiré la entrada en dos artículos para no alargar demasiado cada uno.
 
   Tuvo España un Imperio que fue el más grande desde la caída del Imperio Romano. Otras muchas naciones lo intentaron, pero no pasaron de ser meros estados colonizadores y esclavistas. Un Imperio no nace de la noche a la mañana ni mucho menos dura 300 años como el nuestro, es un hecho digno de elogios y de orgullo, más aún cuando se administraba desde el otro lado de un océano y en una época sin teléfonos, sin internet y sin aviones, sólo barcos de madera con los que se tardaba más de un mes en cruzarlo.

   La hegemonía que ejercía la corona española sobre el resto de territorios europeos durante siglos, propició que en ellos se engendraran toda clase de propaganda antiimperial, ampliada desde la invención de la imprenta. Veamos los motivos que llevaron a cada región a promover tales ideas.

   Fueron primero los Humanistas italianos los que en el siglo XV empezaron a utilizar el término Marrani para referirse a los españoles, debido al hecho de que nuestra sangre (según ellos) no era pura al “estar contaminada” de sangre judía y árabe. Recordemos que casi toda Italia vivía en aquella época bajo dominio español.

   Desde los países protestantes del norte europeo (Inglaterra, Holanda y los Reinos Germánicos) se atacaba a España por ser primera potencia mundial y católica. Con Martín Lutero se inició el protestantismo y se separó de la Iglesia Católica romana y España pasó a ser el foco de sus ataques como epicentro defensor del catolicismo en Europa

   En la Francia del siglo XVI apodan al Rey de España Felipe II como “el Demonio del Sur” y durante décadas florecen toda clase de publicaciones sobre las malvadas acciones que llevábamos a cabo los españoles en América. He de aclarar que todas estas obras se apoyaban en un libro llamado “la Brevíssima Relaciónpublicado por Fray Bartolomé de las Casas contando toda clase de tropelías que supuestamente se estaban cometiendo por españoles en las Américas, libro que si se publicara hoy día pasaría directamente a la sección de Fake News (No alargaré más la entrada hablando sobre esto puesto que no es el tema a tratar, quizás algún día escriba sobre él). Como es obvio, este libro corrió como la pólvora y les vino como anillo al dedo a todos los movimientos antes mencionados para reafirmarse en sus argumentos, tanto es así que hasta hoy día los siguen dando por cierto, tanto en aquellos países como en el nuestro, ¿o es que nunca habéis oído decir a nadie que los españoles cometimos un genocidio en América? 

   Toda esta propaganda acaba entrando en España con la llegada de los Borbones en el siglo XIX. Nuestras élites la asimilan porque los ilustrados franceses (que llevan décadas aprendiéndolas) la plasman en cada libro de historia que se escribe. No es poca cosa, en esta época se publican las primeras enciclopedias y las entradas sobre España vierten a rebosar toda esta propaganda que es consumida rápidamente en toda Europa y medio mundo. Podríamos asegurar que es en esta época cuando al español ya le empiezan a inculcar el sentimiento de que somos un pueblo atrasado, malvado y decadente, hecho que va a influir enormemente en nuestros intelectuales y en todo lo que se escriba desde ese momento en adelante.

   En el primer cuarto de este siglo XIX, el Imperio empieza a desintegrarse. En América surgen movimientos burgueses promovidos por las élites criollas que buscan separarse de España, los cuales para conseguir el apoyo popular a su causa, empiezan a propagar todas las mentiras históricas antiespañolas habidas y por haber. A finales de siglo, España pierde en 1898 las últimas posesiones que le quedaban, sumiendo al país en una gran depresión como se aprecia en la obra de los autores de la Generación del 98. El propio Ortega y Gasset ya se viene dando cuenta del problema que tiene España con sus élites, así lo plasma en La España Invertebrada, ensayo que analiza bien la situación del país pero que en mi opinión falla buscando las causas, ya que se va a buscar absurdamente como culpables a los Godos que llegaron a España mil quinientos años atrás, y que según él, los que aquí llegaron habían perdido la virilidad genética propia de su raza. 

   Las últimas posesiones que nos quedaban a final del siglo XIX eran Cuba, Puerto Rico y Filipinas (y algunas islas menores más con poca importancia) y nos topamos de lleno con los intereses de EEUU. Empezaron con una campaña de desprestigio español en los medios con el propósito de que la opinión pública se pusiera a favor de comenzar una guerra contra España. Otra vez más, tenemos de vuelta todos los tópicos antiespañoles difundidos siglos atrás desde distintos países europeos y americanos antes mencionados, demostrando la periodicidad de estos argumentos que vuelven una y otra vez en la historia en contra de España (hecho que aún ocurre hoy día, como demostraré más adelante). El día 15 de febrero, el barco americano USS Maine vuela por los aires en el puerto de La Habana, culpando de ello a los españoles y obteniendo así la excusa perfecta para dar inicio a la guerra de Cuba en la que perdimos las últimas posesiones que nos quedaban. Hoy día se atribuye la autoría del hundimiento a un ataque de falsa bandera, perpetrado por los mismos americanos para conseguir el apoyo popular necesario para iniciar la guerra. 

   A estas alturas llevamos siglos de desprestigio internacional a base de mentiras, que han acabado hundimiendo la moral de un país, desposeyéndole de todo lo que tuvo y dejando al ciudadano español medio en la más absoluta depresión.

   Con este panorama, comienzan a surgir a principios del siglo XX los movimientos nacionalistas en diversas regiones como Cataluña, País Vasco, Galicia o Andalucía. Como si pertenecer a este país fuera de apestados, todos empiezan a buscar en sus genes algo que los diferencien del resto de españoles. No puede haber argumento más racista que el de hablar de razas humanas (científicamente hoy día demostrado que no existen) y diferencias de genes entre las mismas. Sabino Arana o Blas Infante, hoy día hechos ídolos por una parte del espectro político en sus regiones, son dos ejemplos claros de este racismo. Así surge el antiespañolismo en estas zonas, que hoy día ha desembocado en movimientos nacionalistas que buscan la independencia del resto de España. Hasta la época de la 2ª República, era perfectamente normal oír hablar a estas corrientes de razas distintas dentro de la misma península ibérica, hecho que nos parecería hoy día científicamente absurdo, aunque todavía se oiga a algún político nacionalista hablar de diferencias genéticas (aún sienten que ellos no pueden pertenecer a esa raza decadente y atrasada como es la supuesta “raza ibérica” distinta a la suya).

   Hasta aquí he tratado de explicar todo el recorrido histórico que llevó al surgimiento de los nacionalismos dentro del país y del antiespañolismo dentro de estos movimientos. En la segunda parte vamos a ver cómo surge también el sentimiento antiespañol en personas que no son nacionalistas, aunque como veremos, muchas veces un movimiento lleva a otro sobre todo en regiones históricamente independentistas. Aquí es dónde está la clave de todo, como veréis al final.

   

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Morón. Historia e ilustres

Orwell desmontó a Podemos en 1945

El camino de la izquierda